Dulce María Piña Benítez, su esposo Rodolfo Romero Piña y sus hijos, se han dado a la tarea de preparar comida dos veces al año para alimentar a familiares de escasos recursos que esperan en las salas de urgencias a sus enfermos.
En entrevista con yoinfluyo.com, Dulce María cuenta que la idea de llevar comida a familiares de las personas hospitalizadas surge a raíz de que, hace algunos años, su hija tuvo que asistir a urgencias por fractura de tobillo; y, al aguardar su turno en la sala de espera, tuvo la oportunidad de platicar con las personas que esperaban a sus familiares, quienes, en algunos casos, le platicaron que provenían de lejos, que no contaban con dinero y que en ocasiones se pasaban todo el día sin comer.
“Nosotros no tenemos suficiente dinero, pero vemos que hay gente muy necesitada, y nosotros, gracias a Dios, tenemos salud, que es lo más importante e indispensable”, dice con sencillez Dulce María.
Los integrantes de la familia Romero Piña acuden normalmente a los hospitales alrededor de las 9:00 de la noche, y reparten aproximadamente 300 tortas, 250 panes y café. Esta acción de compartir algo de lo poco que tienen la han realizado en la Clínica 72 del Seguro Social, el Hospital Magdalena de las Salinas, el Hospital de Peralvillo (pediatría), el Hospital del ISSSTE Primero de Octubre, por citar algunos.
A esta noble causa se han sumado familiares de Dulce María Piña. En total son 12 miembros de la familia que se han unido a esta obra humanitaria.
“Los policías nos dan permiso, ya que ellos ven que la gente viene de lejos y que no ha comido”, explica Dulce María, quien agrega que en un futuro planean llevar comida en diciembre, mes en el que, tradicionalmente, los hospitales en el área de urgencias están llenos y los familiares tienen que pasar los días festivos esperando afuera, sin comer y con frío.
Finalmente, Dulce María invita a quienes quieran y puedan hacerlo, a compartir un poco con las personas necesitada de un apoyo solidario. “Si cuentan con su familia o amigos y tienen la oportunidad de hacer un esfuerzo por llevar un pedacito de alimento a la gente que lo necesita y que de cierta forma está sin ninguna compañía, estaría muy bien”, sugiere.
“Su recompensa será el gozo de haber contribuido a algo en su vida”, concluyó nuestra entrevistada.
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